¿Es posible recuperar los ecosistemas marinos degradados o dañados y, a futuro, garantizar la conservación y el uso sostenible de los océanos, mares y los recursos marinos, como lo plantea el Objetivo de Desarrollo Sostenible #14?.
En la Tierra todo está conectado. Las corrientes, los fenómenos atmosféricos y los ciclos de la naturaleza. Los océanos regulan el clima del planeta, absorben al menos el 25 % del dióxido de carbono (CO2), y alrededor del 50 % del oxígeno que respiramos es producido por organismos marinos, como el fitoplancton.
Además, los mares y océanos contribuyen a la seguridad alimentaria mediante la pesca y acuicultura. Han sido esenciales para la navegación y el intercambio entre pueblos a lo largo de la historia y para el comercio mundial, el turismo, deportes, paisajismo, recreación y para obtener sustancias de la biodiversidad marina para tratar enfermedades. Sin embargo, enfrentan un clima cambiante, contaminación, alteraciones en la química de las aguas, sobrepesca y eutrofización, entre otras.
El Informe Especial del IPCC sobre el océano y la criosfera en un clima cambiante ¿Qué significa para América Latina? menciona que los ecosistemas costeros se ven afectados por el calentamiento de los océanos, la intensificación de las olas de calor marinas, la acidificación, la pérdida de oxígeno y la intrusión salina. Estas variables pueden cambiar la composición de especies y la diversidad de los arrecifes de coral poco profundos. El documento aborda la adaptación basada en el ecosistema, que consiste en conservar o restaurar ecosistemas costeros como los arrecifes de coral y los humedales.
La restauración de los hábitats terrestres y marinos puede ser eficaz a escala local para la adaptación. Esfuerzos como estos son respaldados por la comunidad cuando se tiene una base científica y se integra a las poblaciones originarias.
Restaurar un ecosistema alterado, degradado o dañado involucra volver al estado inicial, o por lo menos, a un estado cercano a como era antes. Los datos a lo largo del tiempo son importantes. Hay ecólogos especializados en restauración.
“En los ecosistemas hay flujos de energía, constituidos por múltiples poblaciones de diferentes especies que forman una comunidad, a esto se le llama la ‘estructura de la comunidad’. Cuando todos los componentes del ecosistema están presentes y funcionan en ese flujo energético entre redes tróficas, gremios, etc., se mantiene un punto de estabilidad y clímax. Si se cambia la estructura de los ecosistemas, removiendo uno o varios de sus elementos, o si hay un estresor o varios, el ecosistema ya no es estable y, al estar debilitado, es susceptible a más daños”, explica el doctor Edgardo Díaz Ferguson, director ejecutivo y coordinador científico de la Estación Científica Coiba AIP.
El doctor Díaz Ferguson pone el ejemplo de las ballenas. Si el avistamiento se ha triplicado y si no se siguen las normas, las ballenas perciben ese estresor y se pueden asustar, encallar o alejarse, y no solo se pierde la actividad turística. Las ballenas tienen un papel importante en la dinámica de nutrientes y en el ciclo del carbono. “Su aleteo es como revolver una taza de café. Ese movimiento es una ‘bomba biológica’. Eso nos lleva a reflexionar ¿qué pasa con las reacciones químicas en un océano sin peces?”.
Antes de implementar una restauración, se debe hacer un diagnóstico de cuáles son los cambios y los estresores del ecosistema.
La restauración puede ser pasiva o natural, cuando los ecosistemas se regeneran por sí mismos sin intervención humana, cuando no existen estresores o se eliminan los elementos que no permiten la recuperación. La restauración activa involucra la intervención del ser humano, para ayudar a incorporar las mismas especies que estuvieron en ese ecosistema antes, y evaluando y monitoreando durante un tiempo, para apoyar el crecimiento de las especies y que estas puedan colonizar el espacio propio de ese ecosistema, ya sea un arrecife de coral, manglar o un bosque. Si no se toman en cuenta las especies nativas del lugar, entonces se crearía un ecosistema artificial.
Es importante caracterizar genéticamente los individuos que se van a utilizar para la restauración, para garantizar la variabilidad genética en los cultivos y que tengan mayor capacidad de resistir enfermedades.
Articulo elaborado por la periodista Tamara del Moral.
Link de referencia: https://www.laestrella.com.pa/vida-y-cultura/restauracion-de-ecosistemas-marinos-BD8454157